Biografía

Juan Pedro Sánchez nació en Julio del 1954, en un pequeño pueblo de la provincia de Cáceres, Torrejón el Rubio, hoy día incluido en el Parque Nacional de Monfragüe. Un adolescente rebelde y joven extrovertido se trasladará junto a sus progenitores y cuatro hermanos a la ciudad de Plasencia, capital de comarca, en donde dispondría de mayores facilidades para desarrollar abiertamente una profesión, una educación y una incipiente aptitud hacia el arte y la estética.

Aun joven, contrajo matrimonio. Su mujer, quien pronto advirtiendo su facilidad en el dibujo y la pintura, supo motivar y alentar al joven artista que conseguiría ajustar un pequeño y modesto estudio de pintura en el piso donde residían, en donde elaboraría sus primeras obras, en su mayoría pictóricas, de temática y estilo aun no depurados, bodegones, naturalezas muertas, retratos…

En 1986, la joven familia, se traslada a vivir al campo. Allí, la profusión de colores y olores, la plasticidad de los paisajes, la calma pausada y la luz brillante, junto con la disposición de un espacio más adecuado y amplio donde poder desarrollar su labor, avivan en él el deseo por profundizar en ese basto mundo artístico por el que ya se ve total e irremisiblemente seducido.

Junto con las pinturas, que van adquiriendo valor y conocimiento por parte de coleccionistas locales, comienza a elaborar una serie de esculturas de medio formato que pronto llamarán la atención de autoridades e instituciones culturales que le propondrán su adaptación para varios museos y plazas de la ciudad. Las exposiciones se suceden, su producción aumenta.

Será por estos años cuando, gracias a mediación de las autoridades culturales locales se ponga en marcha un ambicioso proyecto museístico en la ciudad de Plasencia.
Se trataría de inaugurar un basto museo al aire libre en uno de los parques más solícitos y visitados del que Juan Pedro sería fundador e iniciador, y que hoy cuenta con el prestigio de numerosas obras y el reconocimiento de interés cultural por parte de los patronatos e instituciones turísticas y culturales de toda la región, el Parque de los Pinos de la Ciudad de Plasencia.

En 1990, siguiendo el deseo de profundizar y ampliar su propia técnica, hasta ahora autodidacta, acudirá al centro de Bellas Artes Rodrigo Alemán donde recibirá lecciones de modelado, torno y cerámica, Rakú, etc. En este mismo centro y algunos años después, completará su formación siguiendo los consejos del reconocido autor Julio López.

Tras una exposición en la vecina Lisboa (Galería Trindade), se iniciaran los primeros contactos con autores lisboetas y alentejanos. Dichos encuentros desembocarán en una relación que hoy día va más allá de lo estrictamente profesional, y de la que germinará la idea de realizar encuentros pictóricos y escultóricos anuales o bienales a ambos lados de la frontera. Surgen así los Encuentros de Artes Plásticas de Paço de Arco y Vendas Novas y las ya casi docena de Encuentros Ibéricos.

La culminación de esta etapa llegará con la presencia del pintor en la capital, Madrid, donde es bien recibido y donde sus obras se acogerán al amparo de varios coleccionistas y galerías de la ciudad.

En 1998 se funda en Plasencia la Academia Internacional Plattonia, fruto de la colaboración de varios autores locales y desde la que se pretende fomentar y difundir el arte, en cualquiera de sus vertientes, en la comarca. Académico fundador, decidió retirarse de dicha academia a los pocos años, para dedicarse exclusivamente a la creación artística. Aunque sí continuó perteneciendo a la Real Academia Internacional “CITTÁ DI ROMA” (Italia) de la que fue nombrado académico numerario en 1997, y a la Asociación de Pintores y Escultores de Madrid, de la que es miembro desde 1996.

La familia tornará de nuevo a la ciudad de Plasencia. La nueva casa donde se instalan respetará las necesidades del escultor que le van a permitir apostar su propio estudio y taller en las plantas bajas del edificio cuyo espacio e iluminación permiten la maduración de los proyectos ya concebidos y anhelados por el autor. Madurez intelectual y lucidez ilustrada se harán notar en las nuevas series artísticas concebidas, quizá aquellas de las mas orgulloso se siente el autor.

El nuevo barrio, consciente de la presencia Juan Pedro Sánchez en él, sabrá aprovechar la presencia e implicación del nuevo vecino en la comunidad y pronto encargarán que realice una escultura representativa del barrio y sus valores. Dicha escultura se ofrece como galardón en los premios anuales que se conceden a los personajes e instituciones más relevantes del momento. Así mismo, la escultura, fundida ya en grandes proporciones, puede admirarse en una de las plazas de la ciudad, El Pilar de la Amistad.

Otro de los grandes proyectos a los que Juan Pedro se ha enfrentado, ha sido el diseño y creación del paso de Semana Santa que se procesiona cada año en Torrejón el Rubio. Un Cristo de la Columna cuya expresividad y emotividad no dejaron impasibles al pueblo que agradecido supo compensar al autor incluyéndole entre los miembros cofrades de su orden.

Actualmente, los nuevos materiales utilizados, las nuevas técnicas aplicadas y un afán inagotable por el descubrimiento de lo bello, lo singular, lo sutil o lo agudo, siguen preconizando una larga vida a este autor.


Carácter de la obra

Sus dotes naturales para el dibujo son el punto de partida y origen de todo un desarrollo artístico que reflejan hoy sus obras pictóricas, maduradas tras un aprendizaje metodológico y personal con la finalidad de descargar en ellas toda su pasión, deseos plásticos e ideales estéticos.
Persigue en sus obras el volumen, el trazo limpio, la fuerza de un color o una sombra; se intuye en las miradas el orden y el equilibrio de su trabajo. Nada resulta superfluo en ellas.

Su escultura es rotunda, afilada; sus bronces sedosos y cálidos. Un nuevo concepto de creación le permite fusionar los materiales de manera tan homogénea que resulta imposible inferir el fin de uno y el inicio de otro. Sus esculturas enraizadas anuncian su respeto por unos orígenes y una vida en una tierra a la que ama.
Así, su Extremadura también se convierte en musa de su creación.

Fiel a sí mismo, leal a sus obras, rechaza el arte como simple materia intercambiable para elevarlo a expresión de sí mismo, desahogo de fatigas terrenales o evasión de un mundo materializado. Al final, conceder el triunfo al arte espontáneo y sincero será su mayor logro.